Ya sea vendiéndose en una entrevista de trabajo o vendiendo los servicios de su empresa, un enfoque ético es primordial.
En el pasado, la profesión de contador público se ha visto afectada negativamente por las acciones de unos pocos. La importancia de la ética se ha hecho sentir a todos debido a las impropiedades y escándalos perpetrados por unos pocos que perjudicaron a muchos.
El público tiene derecho a esperar que mantengamos nuestros valores fundamentales. Estos valores son lo que representamos. Son lo que somos. Ya sea el debido cuidado, la objetividad, la independencia o la integridad, nuestros valores fundamentales nos definen.
El supuesto subyacente de la profesión contable es la confianza. La confianza nunca se da. Se gana. La confianza es extraordinariamente fácil de perder y virtualmente imposible de recuperar.
Subyacente a esa confianza está la plena y fiel representación de nuestras capacidades, ya sea como empleado o como empresa. Es esencial que reforcemos nuestra objetividad, que seamos imparciales, intelectualmente honestos y libres de conflictos de intereses, especialmente en lo que respecta a nuestras capacidades.
Hace unos años hubo un comercial en el que un empleado le decía a su gerente: «Puedo hacerlo». Poco después de que el gerente dejara la habitación, el empleado dijo, «¿Cómo voy a hacer eso?»
Si bien el anuncio tenía por objeto vender una solución, el aspecto inquietante es que esas tergiversaciones son comunes en el lugar de trabajo. No son «mentiras blancas» inofensivas, sino que socavan nuestra credibilidad profesional.
Esta representación completa y fiel de nuestras capacidades no sólo es lo correcto, sino que a la larga dará ricos dividendos. Como parte de cualquier estrategia a largo plazo de una organización, recuerde que los esfuerzos que refuerzan nuestros valores fundamentales permitirán a nuestros clientes saber con certeza que tenemos la capacidad de hacer lo que decimos que podemos hacer.
La belleza de los valores de nuestra profesión es que se refuerzan mutuamente y proporcionan un perfecto continuo que permite la construcción de la confianza. Se convierte en un flujo circular de integridad que refuerza la objetividad, que refuerza el debido cuidado, que refuerza la independencia, que proporciona el fundamento básico de la confianza que es esencial para nuestra profesión y para el público.
Con la confianza como nuestra base, la venta ética de servicios refuerza que se puede confiar en que proporcionaremos los servicios más capaces de forma justa y honesta. La confianza también simplifica los esfuerzos de venta siempre y cuando recordemos que la fundación – la confianza – nunca debe ser violada.
La herramienta de venta más valiosa que tenemos son nuestros valores fundamentales plasmados en la confianza. La confianza siempre se gana, y es difícil de ganar. Pero siempre recuerde que es muy fácil perderla.