Hace aproximadamente un mes tuve la bendición de acompañar a una amiga a hacer obra social con su mascota terapeuta (un french poodle tuerto del ojo izquierdo) en el hospital Roosevelt de la ciudad de Guatemala, en donde fuimos a visitar a los niños que están recibiendo atención médica en el hospital.
Las mascotas terapeutas son perros (usualmente), gatos, conejos o cualquier tipo de animal domesticado que recibe una capacitación para aprender a comportarse con los niños o enfermos del hospital. Estas mascotas hasta tienen una graduación en «pasos y pedales» cuando sus dueños y sus mascotas cumplen ciertos requisitos. Ya que son graduados reciben esa como «capa» color verde, que se puede apreciar en la foto del perro, y significa que ya son graduados. Si todavía no se han graduados solo llevan un pañuelo.

Yo sé que todos hemos hecho alguna obra de caridad, de hecho, en muchos colegios se nos obliga a hacerlo, y tal vez en ese momento uno lo hace de mala gana (por obligación) y no causa mucha impresión como para cambiar la forma de pensar, pero esta vez que yo fui, a pesar de que me llevaron más de lo que yo quería ir, siento que cambió mi forma de pensar en el sentido que me di cuenta que no había hecho esto en mucho tiempo y con la amiga que fui, iba ir de todos modos aunque sea sola, y que sentí que todo eso rejuveneció mi espíritu y refrescó mi alma.
Ultimamente me he estado enfocando en los temas financieros (¡¡¡y con mucha razón!!!) pero creo que de vez en cuando cae bien regresar a este mundo de sentimientos y personas que tienen algo más que ambiciones financieras, para darse cuenta que el dinero no es la felicidad aunque se parece mucho 😉
Este blog va dedicado a la «Poli» una french poodle que se gradúa este 24 de mayo, a todos los dueños de mascotas terapeutas y las personas encargadas de todo este movimiento, para que sigan el buen trabajo y para que la gente se dé cuenta que estas terapias por parte de las mascotas trae muchos beneficios anímicos y psicológicos para los pacientes.