La verdad es que era consciente de que los alimentos ecológicos eran buenos para la salud en el sentido de que con toda seguridad (también hay que tener mucho ojo en lo que se compra) carecían de restos de pesticidas o funguicidas, pero no era consciente de la diferencia en composición que podía suponer esta forma de cultivo.
Un estudio de la Universidad de California que ha durado 10 años ha analizado la composición de los tomates cultivados de esta manera en relación a los cultivados de la forma tradicional, y había una diferencia clara: los flavonoides que se encontraban en una composición mucho mayor en aquellos cultivados de forma orgánica.

Y la diferencia no era lo que se dice pequeña, los tomates cultivados de forma orgánica tenían casi el doble de estas sustancias (del 79 al 97%) que los otros, y no se trata de un componente normal sino que estos componentes son conocidos por ayudar a disminuir la presión sanguínea y por tanto disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.