De acuerdo con un nuevo informe de la Fundación Fiscal, un grupo de expertos de tendencia conservadora ubicado en la capital de nuestra nación, los Estados Unidos siguen estando muy por detrás de la mayoría de las demás naciones industrializadas en cuanto a política fiscal competitiva.
Los Estados Unidos ocupan el puesto 32 entre los 34 países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), según el Índice de Competitividad Fiscal Internacional 2015 de la Fundación Fiscal . El índice se basa en un análisis de más de 40 variables que abarcan cinco categorías:

- Impuestos de sociedades
- Impuestos al consumo
- Impuestos sobre la propiedad
- Impuestos individuales
- Normas tributarias internacionales
El objetivo declarado de la Fundación Fiscal es determinar qué países ofrecen el mejor entorno fiscal para la inversión, así como el mejor entorno fiscal para iniciar y hacer crecer un negocio.
Ahora veamos un poco más de cerca los últimos resultados. Los Estados Unidos también aterrizaron en el puesto 32 del índice del año pasado. Para 2015, sólo Italia y Francia tienen códigos fiscales menos competitivos que los Estados Unidos. Por el contrario, Estonia, Nueva Zelanda y Suiza tienen los tres códigos fiscales más competitivos entre las naciones de la OCDE.
Los Estados Unidos están muy por detrás de los líderes, afirma la Fundación Fiscal, debido principalmente a los siguientes tres factores:
- Es uno de los seis países restantes de la OCDE que no tiene un sistema fiscal territorial.
- Mantiene la tasa de impuesto sobre la renta más alta del mundo industrializado, con un 39%.
- Tiene un sistema de impuesto sobre la renta individual relativamente alto y mal estructurado que grava tanto los dividendos como las ganancias de capital.
Según el informe, Francia tiene el sistema fiscal menos competitivo de las naciones desarrolladas. Además de tener una de las tasas de impuesto de sociedades más altas de la OCDE, con un 34,4 por ciento, Francia mantiene impuestos sobre la propiedad altos y mal estructurados junto con impuestos sobre la renta individual altos y progresivos.
Por otra parte, Estonia se distingue por tener el sistema tributario más competitivo del mundo desarrollado, según la Fundación Fiscal. Mantiene una tasa de impuesto de sociedades relativamente baja, del 20 por ciento, que no impone una doble imposición sobre los ingresos por dividendos, además de que permite el gasto completo de las inversiones de capital. Además, Estonia tiene una tasa impositiva casi plana del 20 por ciento en los impuestos individuales y un impuesto a la propiedad que sólo se aplica a la tierra, no a los edificios y otras estructuras.
No te sorprendas si empiezas a ver algunos de estos resultados en las campañas de los candidatos presidenciales de 2016.