Un viejo comerciante de camellos en India, repartió en su testamento los camellos entre sus tres hijos. Una vez que el padre falleció, los tres herederos leyeron el testamento para ver cómo debían repartir los 17 camellos que su padres les había dejado como herencia.
En la herencia se indicaba que para el hijo mayor serían la mitad de los camellos (1/2), para el hijo mediano un tercio de los mismos (1/3) y para el hijo pequeño una novena parte (1/9) del total de animales. Cuando los hermanos vieron que 17 no era divisible entre 2, ni entre 3, ni entre 9, comenzaron a discutir la forma más justa de repartir los camellos de acuerdo a la herencia y tras varios enfrentamientos decidieron acudir a un experto para que les ayudara a solucionar el asunto.
El sabio al que acudieron leyó pacientemente el testamento y les dijo que si querían solucionar el asunto tendrían que comprarle uno de sus camellos para hacer así el reparto. De esta forma tendrían 18 camellos y podrían repartirlos según el testamento. Empezaron de esta forma a hacer el reparto… Para el hermano mayor le correspondían 18 / 2 = 9 camellos. Para el hermano mediando le correspondían 18/3 = 6 camellos. Mientras que para el benjamín le correspondían 18 / 9 = 2 camellos. Tras el reparto, todavía sobró un camello, que el viejo sabio recuperó, ya que con los 17 camellos iniciales se podrían haber repartido sin problemas: 9 + 6 + 2 = 17 camellos.
Moraleja: La actitud de negociación y la resolución de problemas es encontrar el camello nº 18, es decir, una solución justa para todos. Una vez que una persona encuentra esa solución, el problema está resuelto. Es difícil a veces. Sin embargo, para llegar a una solución, el primer paso es creer que existe dicha solución. Si pensamos que no hay solución, no vamos a ser capaces de resolver nunca el problema.