Muchas pequeñas empresas deciden contratar a consultoras para gestionar su presencia en las redes sociales. Esta alternativa, lógica en algunos casos por la falta de personal, tiene sus ventajas e inconvenientes. Entre las primeras, la mayor especialización de quienes se encargan de las tareas y, en algunos casos, un ahorro de costes. Entre las segundas, el ‘riesgo’ de encargar este trabajo a personas que no forman parte de la estructura y, por ende, de la ‘filosofía’ de la marca.
Partimos de una base: gestionar la presencia 2.0 de la empresa no es un juego de niños. Ese es el principio desde el que se debe planificar todo lo demás. Se tiende a pensar que gestionar los contenidos y la marca en las plataformas sociales puede ser encargado a personal no cualificado, pues se trata de abrir varios perfiles y poco más. Un error que se puede pagar caro.

Si en la empresa se decide gestionar de manera profesional, tenemos la opción de formar a personal interno para responsabilizarlo, incorporar en plantilla a un especialista o, directamente, acudir a profesionales especializados en empresas consultoras. Esta segunda opción, como decíamos, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Las primeras están más relacionadas con esa especialización. Son consultores a los que se les supone mayores conocimientos y más recursos para la puesta en marcha de una estrategia y su desarrollo. Eso lleva a la segunda ventaja: menor complicación para la compañía.
El ahorro puede ser otra de las ventajas, sólo si la alternativa de la empresa es fichar a alguien externo. Muchas firmas no están en disposición de incrementar la plantilla, por lo que si la alternativa es formar a un trabajador para que sea el responsable de gestionar las comunidades en las distintas plataformas, ese ahorro no será tan importante.
Entre los inconvenientes de externalizar este servicio destaca uno que puede ser fundamental: escasa relación previa con la empresa. Es decir, la gestión de la presencia 2.0 de una empresa acarrea un conocimiento exhaustivo de la empresa, de la filosofía de la marca y una fuerte implicación que, en muchos casos, sólo se consigue a través de la pertenencia previa.
Como todo, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Sólo hay que analizar si unos u otros pesan más y tomar la decisión.