El Estado creó el banco malo con la intención de que los bancos traspasaran al mismo todos sus activos tóxicos (ladrillo) y se pudieran dedicar de verdad a hacer banca. Algunos bancos no quisieron traspasar los activos y los que lo hicieron, casi obligados, traspasaron una pequeña parte y siguieron con mucho ladrillo en cartera.
El problema del ladrillo de la banca
Las consecuencias, que los bancos españoles continúan con muchos activos improductivos y, que en vez de dedicarse a captar y prestar dinero, todavía se siguen preocupando en vender inmuebles y cobrar muchos de los préstamos dudosos que se concedieron en la época del boom inmobiliario.