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Cómo los profesionales de los impuestos pueden evitar problemas criminales

Como contador de una pequeña empresa, estás obligado a minimizar las responsabilidades de tus clientes. También tienes el deber profesional y legal de detectar posibles trampas y reducir el riesgo.

Sin embargo, aunque las grandes empresas de contabilidad de las empresas tienen la tecnología y los recursos para señalar y mitigar los comportamientos de riesgo jurídico, es posible que las pequeñas oficinas de contabilidad o los profesionales independientes no tengan el tiempo o los recursos necesarios para identificar las áreas problemáticas.

Cómo los profesionales de los impuestos pueden evitar problemas criminales
Cómo los profesionales de los impuestos pueden evitar problemas criminales

Afortunadamente, hay señales de advertencia de que la actividad criminal está en marcha. Saber qué buscar te ayuda a evitar la responsabilidad accesoria y te protege del peligro legal.

Entonces, ¿qué es la responsabilidad accesoria? Bueno, si ayudas o animas a cometer un crimen o tienes conocimiento de uno y no dices nada, eres considerado cómplice. Algunos tribunales han sostenido que el simple hecho de hacer valer su derecho a guardar silencio no es una conducta delictiva, pero la divulgación parcial de información mientras no se revelan más conocimientos inculpatorios puede dar lugar a responsabilidad penal.

Anteriormente, había gradaciones de conducta accesoria, pero la tendencia moderna es incorporar las diferentes formas en una categoría amplia. La responsabilidad accesoria puede producirse antes, durante o después de la comisión de un delito. La definición general abarca mucho territorio y, lamentablemente, no ofrece una definición clara de la conducta permisible o no permisible. En la mayoría de las situaciones, la mejor defensa contra la participación involuntaria en un crimen es emplear una fuerte dosis de sentido común.

Usted puede ser un accesorio si realiza una auditoría y encuentra irregularidades en las cuentas o registros financieros pero no las investiga ni las corrige. Si el IRS se involucra, usted es responsable como el contador que firmó la información falsificada. Los contadores públicos también pueden ser considerados penalmente responsables y/o negligentes si falsifican registros financieros o cuentas, ya sea con o sin el conocimiento de su cliente.

Además de la responsabilidad accesoria, los contadores públicos deben protegerse de la responsabilidad legal. Se trata de leyes escritas a nivel estatal o federal que definen la culpabilidad legal de los auditores y los contadores públicos. Hay dos estatutos principales que son pertinentes para la contabilización de los delitos financieros.

Más conocida como la Ley sobre organizaciones corruptas e influenciadas por la extorsión (RICO), esta ley fue promulgada por el Congreso en 1970 para llevar ante la justicia a las figuras de la delincuencia organizada y a sus contadores. Podría ser declarado culpable de blanqueo de dinero, de participar en la gestión o el funcionamiento de una empresa criminal y/o de ocultar la actividad de la delincuencia organizada.

Además, está la Ley de Valores de 1933. La criminalidad bajo esta ley se relaciona con el deber fiduciario de los auditores que actúan a título profesional para las empresas públicas. Antes de que cualquier empresa pueda registrarse para vender acciones, una auditoría de los registros financieros y otras divulgaciones legales debe ser realizada por un contador público. A fin de evitar la responsabilidad penal en virtud de la Ley de valores, el auditor debe denunciar cualquier fraude u otra actividad delictiva al consejo de administración de la empresa o a la SEC, en caso de delitos financieros graves.

En lo que respecta a la venta de valores no registrados, no es infrecuente que un contador se involucre en la oportunidad de negocio de un cliente y asuma un papel de socio o vendedor de vehículos de inversión.

Sin embargo, cuando esto sucede, es una invitación al desastre, y la oportunidad de los malos finales se expande exponencialmente. Por lo tanto, cualquier relación más allá de la de contador/cliente debe ser abordada con mucho cuidado.

Como empresa pequeña o profesional individual, es posible que no disponga de los recursos que tiene una empresa grande o que no tenga un abogado corporativo que le proteja. El sentido común y la experiencia serán sus mejores defensas contra la exposición criminal. Si un cliente parece sospechoso o le pide que haga algo no ético, no hay ninguna ley que diga que tiene que trabajar para ellos. Ten en cuenta que puedes ser considerado negligente civilmente si las irregularidades escapan a tu atención.

También puede evitar problemas desde el principio redactando cartas de compromiso para cada cliente en las que se describan claramente sus deberes, responsabilidades y obligaciones legales. Para mayor protección, la mayoría de los contadores tienen un seguro de responsabilidad civil. Aparte de una póliza de responsabilidad general que cualquier propietario de un negocio debe tener, busque una póliza de Errores y Omisiones o un seguro contra delitos contables.

Al reconciliar las cuentas o preparar los estados financieros se descubren inexactitudes o actividades sospechosas, haga preguntas para determinar si se trata de un simple descuido que se puede rectificar fácilmente o de un intento de falsear los ingresos. La renuencia a proporcionar la información solicitada o el hecho de evitar conversaciones delicadas puede indicar la necesidad de reevaluar la relación con su cliente.

Cuando sospeche que su cliente está infringiendo la ley y poniéndole en peligro, su primer instinto puede ser pedirle consejo a otro contable. Tenga en cuenta que también tienen el deber de informar de los delitos, y no están obligados a ningún tipo de confidencialidad. Lo mismo ocurre con los miembros de la familia o los amigos, que también pueden verse envueltos en problemas legales al tener conocimiento de un delito.

Su mejor defensa es hablar con un abogado que se ocupa de asuntos financieros criminales. Ellos pueden aconsejarte sobre cómo proceder para minimizar tu exposición legal, y todo lo que les digas es completamente confidencial.

Mirar hacia otro lado cuando un cliente está involucrado en actividades turbias hará más que sólo afectar su reputación profesional; podría costarle su certificación profesional o peor aún, su libertad.

Como contador o auditor de registro, debe estar al tanto de los delitos financieros de sus clientes. Saber qué buscar y cómo mitigar los posibles escollos le mantendrá en buena posición con los reguladores y fuera de los desastrosos procedimientos penales.

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